Saltando de continente nos adentramos en las conocidas «cataratas del Rhin, las más imponentes de Europa», no por su salto de agua, sino por su magnitud. Un alarde de la naturaleza que muestra todo su poder en esta región del norte de Suiza muy cerca de la frontera con Alemania. Enclavada en los impronunciables municipios de Neuhausen am Rheinfall y Laufen-Uhwiesen hay que seguir las indicaciones hasta llegar a la ciudad de Schaffhausen.
Lo que más destaca de este impresionante despliegue de la naturaleza es la concentración de agua en verano después del deshielo que llega a provocar un ruido tronador. Este salto de agua no sorprende por su elevación (alrededor de 23 metros) sino por su amplitud, ya que hablamos de más de 150 metros en la zona donde nos encontramos.
La primera vez que fui a las cataratas del Rhin las disfruté desde su lado izquierdo según baja el caudal, es decir, desde donde están tomadas estas fotografías. Aquello fue el verano de 2008 y aún éramos pocos los que transitábamos por aquellos lares: habían escasas indicaciones y tuvimos que preguntar más de una vez para poder llegar. El acceso al balcón inferior de la primera fotografía era totalmente gratuito; bajamos por unas escaleritas bastante peligrosas hasta posicionarnos debajo del maremagnum de agua con chapuzón asegurado: y esta vez sin chubasquero como en Niágara.
Despliegue de servicios turísticos en las Cataratas del Rhin
Ahora bien, en 2011 volví a pisar las tierras del norte de Suiza en frontera con Alemania en dirección a las cataratas del Rhin. Cual fue nuestra sorpresa que ya estaba todo totalmente indicado en las dos orillas, centro de visitantes, tiendas, restaurantes y un sinfin de construcciones que en apenas 3 años no estaban. Intentamos acceder al balcón de la orilla izquierda y nos encontramos con un torno: había que pagar. Además se puede bajar en ascensor. Por otro lado, te dejan bajar hasta el embarcadero que cruza todo el río pero desde ahi es imposible ver el salto que mostramos en la primera imagen. Así que, visto lo visto, volvimos a coger el autobús y nos fuimos a la otra orilla, no sin antes salvar túneles, puentes y un laberinto de carreteras increíbles. Eso sí, estaba todo bien indicado. Allí nos esperaban más de 30 autobuses de todas las nacionalidades: la orilla derecha del Rhin a la altura de estas cataratas, ha dado paso a un complejo de restaurantes de diferentes categorías, tiendas, comercios, etc al más puro estilo americano. De hecho nosotros tuvimos el almuerzo en un restaurante con vistas a las cataratas y después disfrutamos de tiempo para hacernos varias fotos con las cataratas de fondo.
En conclusión, como experiencia la parte izquierda que bajas unas escaleras y te pones debajo de un balcón es para mi impresionante, muy aventurera, de destellos luminosos y juegos cromáticos difíciles de olvidar. Como facilidad de acceso y comodidad (y además gratis) está claro que la otra parte, la derecha, mucho mejor. Cada uno que la visite por la orilla que quiera pero sinceramente, si tienes oportunidad de ir, no te pierdas el espectáculo que allí estrena la naturaleza día tras días.
PD. Date prisa en ir, no sea que pongan en medio de los peñascos un centro comercial