Hace tiempo quería publicar una entrada similar después de degustar la película «El Pequeño ruiseñor» (1957) protagonizada por el variopinto «Joselito» siendo el film que le dio fama y nombre. Sin embargo, han pasado unas cuantas semanas y hemos asistido al fallecimiento de otro icono del cine español como es Sara Montiel. No, no voy a hablar de ella cuando no la conocía, ni soy experto en cine, ni quiero tampoco unirme al carro de alabar el trabajo de algún fallecido. Pero sí, sí quiero dar un pequeño homenaje desde mi blog churrigueresco a aquellos iconos españoles que campearon por el mundo luciendo su gallardía y categoría en una España desbastada por la postguerra y clausurada de pensamiento.
Era la España pretérita de Doña Concha Piquer después de Antonio Molina, Sarita Montiel, Conchita Velasco, Marisol, Joselito y tantos otros iconos que con bien poco, hicieron mucho; porque les sobraba arte, aunque les faltara pan. Ellos mismos se maquillaban, aderezaban, remendaban y afinaban. Lo que diríamos «un todo». Cantaban coplas, perfilaron estilos, inventaron de nuevos y nos hicieron ver la posibilidad de que con trabajo y entrega se llegaba a todo.
Ahora necesito máxima atención; quiero que todos ustedes olviden el daño que hizo a esta España artística el programa «Cine de Barrio» capitaneado en sus orígenes por el deleznable José Manuel Parada y su elenco circense, que tamizó a nuestros artistas de caspa, rulos, ademanes y manierismos. Sara, Concha, Carmen, José, Antonio y Pepa, no son de barrio ni mucho menos, son unos pedazos de artistas que desbordaron una España gris y apocada. Este personaje ha tamizado de una caspilla especial y un olor a humedad a nuestras grandes estrellas. Y aquí es donde vuelvo al inicio: si analizamos una película como «El Pequeño ruiseñor» sin tener en cuenta al anómalo de José Manuel Prada y las vivencias extremas de su protagonista, ya granado en años, la película es una joya de musicalidad, costumbrismo y sentimiento.
Por lo tanto queridos míos, hagan un sano ejercicio de evitar esa caspilla con la que se ha tamizado a nuestros pretéritos artistas y analicen a estos iconos como lo que verdaderamente son. Este cine español no puede ser llamado «de barrio», pues sus protagonistas merecen un reconocimiento como profundos y convencidos artistas… llamémosle Carmen, Sara, Concha, José, Antonio, Luis o Perico el de «Los Palotes».
