Reciéntemente he podido hablar con una de mis compañeras de carrera (historia del arte) y me comentó que la «fundación» para la que trabaja se ha quedado sin «gestor» debido a su sueldo elevado y a los resultados obtenidos: gastos en una exposición de más de 400.000€ para funcionar sólo dos años o rehabilitación de lo que iban a ser unos archivos por gasto superior a 240.000€.
Por desgracia, últimamente estamos acostumbrados a la «caída» de todas estas pseudo-fundaciones culturales que bajo el tamiz de «financiadas con fondo privado y público» lo único que hacían era despilfarrar la parte pública gestionada por manos «privadas». Este modelo se ha repetido en muchas «fundaciones» hoy en horas bajas. Mientras la campana sonaba, todo era primavera, pero en época de vacas flacas, todo sale a relucir.
La figura del pseudo-gestor cultural viene definida fundamentalmente por su enchufismo, nula o escasa preparación en la materia, amantes del poco trabajo y una capacidad impresionante por no saber hacer nada pero sí saber «delegar» o mejor dicho «pasarle el morrión a otro». Estos pseudo-gestores culturales, han venido acaparando las principales fundaciones etiquetadas como «privadas» y por lo tanto nadie podía decir nada, cuando realmente se estaban financiando de dinero público. Tienen una capacidad asombrosa por encontrar rápidamente un nuevo trabajo y se caracterizan por tener muy poca sensibilidad por la cultura en general: «es un mero cargo político» o «la cultura en España es cara».
No es rentable el modelo de gestión
Claro que la cultura en España es cara, está mal administrada, mejor dicho. Cuando hablo de cultura, hablo de exposiciones, eventos, conciertos, presentaciones, etc. Una exposición, no es rentable. Un castillo, no es rentable. Un evento cultural, no es rentable. Pues no señores, lo que no es rentable es el modelo de gestión que se ha dado por válido y que todos hemos tenido que pagar de nuestro bolsillo.
Una gestión cultural bien organizada, conocedora de los recursos propios, apoyada por iniciativa privada y pública, es un motor de desarrollo local muy importante que en mano de pseudo-gestores nos ha llevado a un empobrecimiento cultural y expositivo tremendo. La cultura, bien museos o exposiciones de ámbito local, SON insostenibles si están en manos de verdaderos profesionales que saben dónde, cuándo y cómo trabajar.
Pienso que el perfil de un gestor cultural debe de ser el de una persona abierta, con mucha experiencia a nivel nacional e internacional, con un buen conocimiento del discurso expositivo, dominador de las nuevas tecnologías y sus aplicaciones, así como disponer de un compromiso firme y renovable de trabajo.
Tengo muchos compañeros de carrera que seguro sabrían sacar del embrollo a más de un museo o espacio cultural local, pero a nosotros no nos enseñaron a encubrir, mentir y malgastar. Nos enseñaron a ver la historia como una pasión, el arte como un sentimiento y la exposición como el espacio de conexión con la obra a mostrar y el ojo deseoso de conocerla.
