De pequeño estudias la música clásica, el arte clásico, la doma clásica (equitación), vestir a la «clásica» y tantas otras cosas consideradas como «clásicas». Pero fíjense que no es lo mismo hablar de música clásica cuando la enmarcamos con los grandes Mozart o Strauss, que si nos vamos al «arte clásico» primero de Grecia con aquéllos míticos Lisipo o Fidias y después, Roma.
Además, lo que para unos lo «clásico» es la música, para otros son esculturas y para nosotros, hasta ropa. De hecho, dentro de cada período artístico (románico, gótico, etc) hay una primera fase pretérita, después el esplendor o clasicismo, para dejar paso a la decadencia final con una posible fase de «repetición» de las formas o manierismo; ¿entonces en qué quedamos?.
Pues la verdad, con el encabezado y fotografía de mi post, sólo quería utilizar una aproximación al clasicismo como introducción para entender la «descomposición» o bien «composición» que tenemos delante: Ritmo de Otoño del artista Jackson Pollock. Si les digo que esto es «clásico» a lo mejor se asustan y todo.
Fíjense la que lía Pablo Picasso en 1907. Mientras los últimos coletazos del impresionismos aún campean por Europa, va el malacitano y se carga el concepto estético de representación figurativa de toda la historia del arte a lo largo de la humanidad. Sí, sí, pues miren, desde Altamira que estamos «pintando» más o menos buscando la perspectiva, tridimensionalidad, etc, etc y llega Pablo, el gran Picasso y dice «hasta aquí llegó el arte». La inspiración seguramente le vino una noche de frenesí en los barrios bajos de «Avignon» (Francia).
Aquí Don Pablo juega con la forma, rompe la figura, dice adiós a la perspectiva y baila al son de ritmos africanos ¿qué les parece?. Abre el camino hacia la ruptura final de la experiencia estética supeditada a la representación figurativa. Rompo la linea, la figura, la forma y apuesta para que sea el color quien proponga sensaciones y experiencias. Grande Pablo.
Bien cubistas, la liásteis y ahora ¿qué?. Pues nada, habrá que ver qué pasa después: es el turno de Wassily Kandinsky y otros tantos héroes del color que dan paso al gran Pollock y el traslado del eje cultural-artístico de Europa a Nueva York (que no América). Sí, allí donde se juntaron los Dalí, Mondrian, Pollock y tantos otros genios que titubearon con las formas en pro del color.
Teniendo en cuenta que Picasso dice adiós a la perspectiva a principios del siglo XX, que Kandisky hace lo propio unos años después, con Dalí… necesitaríamos un blog entero para hablar sobre él… pues llegados a Pollock en 1950 con su «Ritmo de Otoño» y permítanme que lo «etiquete» como «clásico» dentro del concepto de abstracción geométrica donde lo estético y el color ya le han ganado la batalla a la línea; sí, esa línea que encorsetó a muchos artistas y que después de más de 20.000 años de historia del arte, cae en pro del arte como experiencia estética; ni iconográfica, ni iconológica, ni astrológica, sólo yo y el color ¿qué te parece?
